martes, 22 de marzo de 2011

She is not me!


Must Sountrack: She Is Not Me - Madonna
Como parte de mi proceso de aclimatamiento a la ciudad de México, pasé todo el fin de semana recorriendo tiendas de artículos para el hogar para brindarle a mi deslumbrante habitación el aspecto de que un gay en México mora ahí. Algo básico, una televisión de proporciones extremas para ver pelis los findes y no perderse a Glee y Ugly Betty entre semana (vintage, pero me he vuelto fan)  así como lámparas, cuadros y otros elementos decorativos que enmarquen la preciosa vista que tengo del World Trade Center desde mi balcón.
Aparte de visitar las obligatorias Home Depot, Bed Bath & Beyond y Coscto, mi roomate,  Brie Van de Bear, tuvo la idea de llevarme a un centro comercial a conocer la versión mexicana de IKEA, gigante sueco de diseño, fabricación y retail de muebles así como de artículos para el hogar, al que cabe mencionar, soy adicto desde hace ya casi una década, desde la vez que compre mi primer “Billy” y comí mi primera albóndiga sueca con gravy y mermelada; fue amor a primera vista, o mas bien, amor a la primera VISA.
La excursión a la tienda mexicana, termina casi en accidente, ya que prácticamente me caigo de espaldas, cuando casualmente la tienda  que íbamos a visitar se llama IDEA, algo parecido a IKEA, y el susto mucho mayor cuando entramos a la tienda; y nos topamos con un clon región 4 de la tienda original: el marketing y la señalética son exactos, los showrooms, inclusive gran parte de los muebles son réplicas a las que durante años ha comercializado IKEA en todo el mundo. Los mensajes a alusiones familiares, así como la sección de niños tienen hasta los mismos artes finales que las tiendas suecas. 
Cabe mencionar que durante todo el recorrido no dejé de mentar madres sobre la poca creatividad de los nuevos empresarios mexicanos, de poner una tienda que no solo toma un concepto, se inspira de el y lo tropicaliza a un país, sino que copia al dedillo una idea de negocio y la replica sin el menor miramiento a ética profesional o a estándares de calidad; porque cabe mencionar que todo se veía bastante baratillo y cutre ya al verlo de cerca.  Obviamente no compré nada y salí con ganas de tirarles un cristal por los escaparates, pero finalmente me contuve y traté de aprender algo de la situación: las copias nunca son buenas y siempre serán una sombra de lo que es un concepto original.
Regresando a la casa, no dejaba de pensar como algunas personas, y hasta yo mismo alguna vez, cuando terminamos una relación amorosa relevante en nuestras vidas, consciente o inconscientemente tratamos de buscar en nuestros nuevos ligues,  características físicas, sentimentales y hasta de estilo en vestir de nuestro ex; buscando que un IDEA sustituya a un IKEA original.
Muchas veces esta conducta puede ser justificada como “gustos”  marcados que ya tenemos hacia las personas, sobre personalidades o aspectos físicos; pero honestamente creo que también tiene que ver mucho con que el ser humano trata de replicar el confort obtenido en relaciones duraderas anteriores en las nuevas; y es así como creemos que si el chico nuevo en nuestras vidas se viste preppy, es apasionado de la fotografía y odia las pelis de Adam Sandler como el anterior; muy posiblemente podamos tener un fit adecuado y la relación sea placentera; para a final de cuentas que la vida nos enseñe con una bofetada de realidad que cada cabeza es un mundo, y si gemelos idénticos y con la misma crianza pueden tener maneras de ser totalmente diferentes, mucho más personas que nosotros catalogamos como “similares”.
Lo gracioso sucede cuando nosotros somos los copiados, y nuestro ex se pasea por la calle con una versión mini-yo de nosotros, ahí no podremos evitar ser solidarios con Madonna y gritar al mundo: “she is not me! She doesn`t have what I have” si el ex nos sigue importando, o si ya lo superamos tener un subidón de autoestima porque al final nos está tratando de sustituir Gracias a Dios en esta vida, cada uno de nosotros es un ser único e irrepetible, aún cuando las modas y las tribus suburbanas traten de ponernos una etiqueta, un dress code y hasta estilimos capilares.
Yo por lo pronto esperaré unas semanas más para visitar mi amado IKEA, reafirmando que lo original, en el diseño sueco y en la personalidad de los amantes: no tiene precio.

1 comentario:

  1. Mi muy querido Andre

    Coincido plenamente contigo en el deseo natural del ser humano de tratar de encontrar en nuevas parejas remanentes o huellas de relaciones pasadas, desde aquellos gestos que nos hicieron sonreir hasta aquellas deliciosas nalgadas y jalones de pelo en la intimidad. Y no olvidemos a Edipo,porque siempre buscamos al hombre que nos cocine, grite, chantajee o quiza, quiza, nos lleva a hacer pipis como nuestra madre.

    Llevando tu analisis IDEA VS IKEA a un plano menos mundano, tristemente me doy cuenta que todos somos una fusion de copias de varios o muchos originales. Me miro al espejo y descubro el cabello de Bosé (de hace veinte años, thank God), una teta de la Agrado, las caderas de Shakira y las piernas de Lin May, y por mas que esfuerzo mi vista me cuesta trabajo distiguir algun poquito que quede de una idea sin influencia, una opinion original, una sentencia sobria de cultura pop o de chilanga banda. Y creo que siempre andaramos tratando de descubrir nuestra chispa unica (Salve oh CoKCoLa, NO LIGHT - nada como el azucar original) que logre trascender.

    Y a ver si embarramos un poco de ella en nuestros exes para que recuerden que nadie lo movia como nosotros.

    Me despido escuchando "If you like Piña Colada" en mi rincon del hormiguero.

    ResponderEliminar