martes, 1 de marzo de 2011

Born this way

Ya sea por mi sodomita sexualidad, herencia genética o simplemente por mi consumismo desmesurado, siempre he tenido en la moda uno de los pilares en mi manera de ser,  sentir y de expresarme ante el mundo.  Es por eso que para mi, lejos de cumplir el mero objetivo de cubrirnos, protegernos de las inclemencias del tiempo o tapar nuestros “pudores” (que ojalá Nacho Vidal no se los tapara nunca) la vestimenta es un estilo de vida, un reflejo de nuestro ser y del tiempo que vivimos.
En lo personal, considero a los diseñadores de moda como verdaderos artistas, que logran crear tendencias y verdaderas obras maestras con movimiento; y es así como los extintos y consagrados Cocó, Yves y Gianni, entre muchísimos otros todavía vivos, forman parte de nuestra riqueza cultural mundial contemporánea.
Es por eso, que cuando uno de los principales actores del mundo de la moda, aún en su vida personal la caga; todos nos sentimos un poco, o MUY decepcionados. En este caso la ultima abominación del odio y el mal manejo de drogas y alcohol ha sido ejecutada por John Galliano, que en los pasados días fue detenido por lanzar insultos antisemitas contra una pareja en el rosa barrio del Marais, en Paris.
Lo triste realmente de este episodio, no es tan solo que una persona, en este caso una figura pública, pueda alabar a un nefasto ser como Hitler, o desearle a alguien haber sido “gaseado” durante el Holocausto; sino que estos horribles insultos sean proferidos por una persona que ha disfrutado, sin merecerlo por lo visto, una gran aceptación en círculos donde no ha sido juzgado ni por su lugar de origen ni mucho menos por su preferencia sexual.
Creo que en esta vida, una de las principales virtudes  a las que un ser humano puede aspirar es la congruencia; y es que aunque nos resulte a veces imposible:  tenemos que dar lo que pedimos. Y es que si aspiramos que en TODO el mundo (y no solo en las capitales del mundo) haya una verdadera aceptación a la manera que somos y como nacimos, independientemente de nuestro color de piel, nuestros secretos en la cama o nuestro credo religioso,  es imposible que seamos los primeros en criticar, juzgar y discriminar a la gente que nos rodea.
Y es que al mirar atrás, Yo mismo, y aunque me sienta mal de admitirlo, he discriminado alguna vez, a alguna “marimacho” por empujarme en una disco, a una persona con ascendencia indígena por ser “pinche naco” y no dar un buen servicio en un restaurante o hasta decirle “mal follada”  a una seguidora acérrima del Opus Dei por mustia.  El colmo viene en que estos días me burlé de una “pajarita” sodomita en Reforma en el DF por su camiseta entallada y su contoneo Beoyóncico (deberían de admitir este adjetivo en la Real Academia).
Cada uno sabe sus propias circunstancias en esta vida, y todos sabemos que la única manera en la que encontraremos realmente paz en nuestro entorno, es al sentirnos respetados en nuestra individualidad. Y si Dios sabe que hemos perdonado a Galliano vestir como prostitutas a tantas celebridades, el mal uso de los sombreros y estigmatizar aún mas la imagen de los gays en sus pasarelas, esperamos que en su “resaca moral” aprenda que en esta vida todos somos iguales y nadie tiene autoridad para hacernos menos; y entonces, si realmente lo vemos arrepentido podamos comprar su ropa nuevamente.
 Pero independientemente de nuestras futuras elecciones textiles, lo más importante es que reflexionemos que en nuestro día a día, hay palabras o comentarios que pueden herir a las personas que nos rodean mucho más que las armas, y que inclusive pueden llevar a las personas más sensibles al suicidio o a fuertes depresiones.
#yoconfieso que he discriminado, pero trataré de no hacerlo más.
PD. Enhoranbuena a Natalie Portman por dejar “olvidado” en su armario el Dior que le diseñó Galliano para los Oscares, y claro, por su merecido Oscar.

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