martes, 29 de marzo de 2011

The Origin of Love


Durante el fin de semana, estrenaron en México la nueva película de Gustavo Loza: La otra familia; y debido a que mi ojo chungo no quiso colaborar para una vida social de antros,  bares y socialité, opté por ir al cine en plan relax con el Arquitecto y Choo, una de mis mejores  amigas de Monterrey, casi igual de adicta a los zapatos que yo.
La Otra Familia, es un filme que retrata la historia de Jean Paul (Jorge “Delicioso” Salinas) y Chema (Luis Roberto “Papi” Guzman) una pareja sodomita con una relación consolidada de 10 años, que por circunstancias de la vida, se ven forzados a hacer crecer  su pequeño núcleo familiar para darle cabida a Hendricks (¡tocayo!) un hermoso niño de apenas 7 años, cuya vida es algo así como la de Precious pero para no ser tan drámaticos, este niño es caucásico y no come KFC como si no hubiera un mañana.
Lo interesante de esta película, es que tiene un comienzo que retrata tal cual los clichés típicos de la sociedad bien gay mexicana o en cualquier país de grandes contrastes sociales: una pareja de hermosos hombres homosexuales, que viven rodeados de lujo en la versión real de la casa de Ken, con autos de lujo, fiestas divertidísimas, servicio doméstico 24 horas y los imprescindibles cocktails con amigos y una que otra lesbiana chic.
 Lo impresionante es que al pasar las escenas, nos van desnudando esta “realidad”, para ubicarnos que por más LeCorbusier y Mies Van der Rohe que haya en su casa, los protagonistas no dejan de vivir en un país que aunque es la décima potencia mundial en PIB, no deja de ser una sociedad bastante moralista e hipócrita y que como guinda en el pastel atraviesa una de sus mayores crisis sociales con el narcotráfico; y que la realidad de Ricky Martin y sus dos hijos de vientre alquilado, por mas Hola en el que salgan, no dejan de ser otra cosa más que una quimera para alguien normal en México.
Es doloroso darnos cuenta como los protagonistas de la película sufren un verdadero calvario con tal de mantener su pequeña familia “diferente” ante la marejada de críticas, burlas, clichés, insultos e infamias que les rodean. Demostrándonos que por más que creamos haber avanzado muchísimo en los derechos homosexuales, hoy todavía, somos incapaces de adoptar  a un hijo en México, aún cuando la realidad de nuestro país nos indica que hay más de 1.500.000 niños huérfanos (UNICEF) con la fuerte necesidad de un hogar, cariño y recursos para crecer y desarrollarse.
La Otra Familia, tiene el acierto en pleno 2011, de mostrarnos que un mismo tema, como es la posibilidad de criar hijos por una pareja homosexual, puede tener infinidad de opiniones, al igual que mentes el mundo. Pero que hoy en día, todos estos puntos de vista son válidos, siempre y cuando respeten la libertad, no el libertinaje, de las personas que nos rodean; ya que cualquier persona en sus capacidades mentales,  amor,  paciencia y lo más importante, disposición a hacerlo, puede educar a una criatura exitosamente. Realmente me siento orgulloso, que en México se estén produciendo este tipo de películas, que al levantar polémica  obligan a la gente a pensar y razonar si sus argumentos personales son válidos o sustentables acerca de un tema tan antiguo y a la vez tan moderno como la homosexualidad.
Finalmente,  debo confesar que al final de la película; en una de las escenas más fuertes del filme, en el cual los protagonistas están en la cocina de su maravillosa casa y se dan cuenta que mas allá de todo, se tienen a ellos mismos; más que nunca añoré esos cinco años y medio con el Arquitecto, y la felicidad de saber que ante la peor adversidad, el amor entre dos personas, sean hombres o mujeres o cualquier permutación posible: Supera cualquier obstáculo.
¡Feliz Mid Week!

viernes, 25 de marzo de 2011

I am Beautiful, no matter what they say


Mega Must Sountrack: Beatiful - Christina Aguilera
El día de ayer al despertar, noté un extrañísimo dolor en el ojo izquierdo, corrí al baño y no pude dejar de asustarme con que mi precioso ojo parecía el de un sapo.  Independientemente del dolor que me causaba cerrar el párpado y lo horrible de mi aspecto; mi primera preocupación fue: ¿Cómo me pondré la lentilla?. Obviamente mi sentido común (que es igual de útil que el sentido de la moda) me llevó a no ponérmelo, lavarlo perfectamente y llamar a los queridos amigos de mi servicio médico en España para que me localizaran un hospital en condiciones en la ciudad de México para atenderme.
Unas horas después, me hallaba en el Hospital Español, rodeado de oftalmólogos, graduados y aprendices (es impresionante como hasta en los hospitales privados Urgencias parece la versión hospitalizada de Físico-Química) que apuntaban que mi ojo tenía un simple orzuelo, pero que debido a las condiciones atmosféricas y contaminación de la ciudad de México se había complicado un poco-mucho.  Por lo que por estas semanas me tendré que aplicar ungüentos varios y tomar pastillas a tutiplén para prevenir una infección y que esto no se salga de control.
Lo peor del tratamiento, no radica en los múltiples cuidados que tengo que tener hacia mi desafortunado ojo izquierdo, del cual tendré que comprar hasta un champú especial para pestañas; sino que por aproximadamente 4 semanas no podré usar lentilla en ese ojo.  Lo divertido fue que al recibir la noticia habré puesto peor cara que Rihanna después de unos golpes de amor; ya que el oftalmólogo me preguntó que porque mi cara de estrés extremo.
Traté de explicarle de una manera resumida, que durante 11 años de mi vida tuve anteojos, que me causaron incomodidad, me perjudicaban a la hora de hacer ejercicio y lo peor, al estar tan ciego; eran como de fondo de botella; dejándome unos caricaturizados ojos de topo menguando mi autoestima a niveles extremos. El oftalmólogo, que por dentro seguro se burlaba de mi trauma infantil;  me animó diciéndome que me harían unos anteojos nuevos; y que independientemente de mi práctica ceguera, hoy hay ya grandes avances en la elaboración de lentes y seguro encontraré unos a mi gusto y a la moda; poco le faltó para decirme que mirara a Elton John o a Lady Gaga como han capitalizado el uso de gafas fashion.
En las últimas horas he reflexionado lo excesivamente importante que es para mí el tema de la imagen. Siempre he defendido y justificado que por mi tipo de trabajo mi imagen, estilismo y rostro tienen que ser acorde a alguien que no solo usa cosmética, sino es un patrón de referencia para usarla; pero independientemente al tema laboral, hoy en el camino al trabajo, y aún cuando no tendría juntqa con ningún cliente, he tapado la mirada con unos preciosos Arnette Vintage de los 70s, con el único objetivo de no sentirme observado por mi según yo párpado deforme; por lo que creo que el tema de la imagen me afecta mucho mas de lo que yo creo.
Hoy en día vivimos rodeados de un conjunto de conceptos de estética que nos agobian: cinturas imposibles para las mujeres, abdomen de hierro y brazos con el diámetro de muslos para los hombres;  rostros 100% simétricos con características híbridas entre felinos y supermanes así como otros tantos statements que tomamos como ley a la hora de valorar si alguien es guapo o no lo es. Es así como hoy a mis casi 30 años me encuentro con fobia y miedo extremo a afrontar el mundo con unos anteojos de miopía porque “afean mi aspecto”.
Es así como no me quedará otro remedio que ver el mundo a medias luces con solo un lente de contacto, o llenarme de valor y  gritar bajo el escudo protector de la rellenita Christina Aguilera: I am beatiful in every single way! Y vencer estas semanas un trauma que marcó mi infancia y adolescencia; creo que a esta edad me doy cuenta que soy mucho más que la imagen de un espejo.
Independientemente de mi futuro estético para estos días; esta experiencia del orzuelo mal nacido me ha llevado a reflexionar sobre lo agradecido que tengo que estar de haber nacido completito y aunque con algunos defectos de fábrica como la miopía, astigmatismo y una facilidad de engordar hasta del azúcar del aire; es fascinante que nunca he sufrido de discriminación o miradas por tener alguna minusvalía o problemas en mi cuerpo (salvo un derriere delicioso).
Es fácil dar por sentado las cosas, pero siempre hay que recordar y tratar de hacer algo por las personas que no fueron tan afortunadas como nosotros. 
Feliz fin de semana.

martes, 22 de marzo de 2011

She is not me!


Must Sountrack: She Is Not Me - Madonna
Como parte de mi proceso de aclimatamiento a la ciudad de México, pasé todo el fin de semana recorriendo tiendas de artículos para el hogar para brindarle a mi deslumbrante habitación el aspecto de que un gay en México mora ahí. Algo básico, una televisión de proporciones extremas para ver pelis los findes y no perderse a Glee y Ugly Betty entre semana (vintage, pero me he vuelto fan)  así como lámparas, cuadros y otros elementos decorativos que enmarquen la preciosa vista que tengo del World Trade Center desde mi balcón.
Aparte de visitar las obligatorias Home Depot, Bed Bath & Beyond y Coscto, mi roomate,  Brie Van de Bear, tuvo la idea de llevarme a un centro comercial a conocer la versión mexicana de IKEA, gigante sueco de diseño, fabricación y retail de muebles así como de artículos para el hogar, al que cabe mencionar, soy adicto desde hace ya casi una década, desde la vez que compre mi primer “Billy” y comí mi primera albóndiga sueca con gravy y mermelada; fue amor a primera vista, o mas bien, amor a la primera VISA.
La excursión a la tienda mexicana, termina casi en accidente, ya que prácticamente me caigo de espaldas, cuando casualmente la tienda  que íbamos a visitar se llama IDEA, algo parecido a IKEA, y el susto mucho mayor cuando entramos a la tienda; y nos topamos con un clon región 4 de la tienda original: el marketing y la señalética son exactos, los showrooms, inclusive gran parte de los muebles son réplicas a las que durante años ha comercializado IKEA en todo el mundo. Los mensajes a alusiones familiares, así como la sección de niños tienen hasta los mismos artes finales que las tiendas suecas. 
Cabe mencionar que durante todo el recorrido no dejé de mentar madres sobre la poca creatividad de los nuevos empresarios mexicanos, de poner una tienda que no solo toma un concepto, se inspira de el y lo tropicaliza a un país, sino que copia al dedillo una idea de negocio y la replica sin el menor miramiento a ética profesional o a estándares de calidad; porque cabe mencionar que todo se veía bastante baratillo y cutre ya al verlo de cerca.  Obviamente no compré nada y salí con ganas de tirarles un cristal por los escaparates, pero finalmente me contuve y traté de aprender algo de la situación: las copias nunca son buenas y siempre serán una sombra de lo que es un concepto original.
Regresando a la casa, no dejaba de pensar como algunas personas, y hasta yo mismo alguna vez, cuando terminamos una relación amorosa relevante en nuestras vidas, consciente o inconscientemente tratamos de buscar en nuestros nuevos ligues,  características físicas, sentimentales y hasta de estilo en vestir de nuestro ex; buscando que un IDEA sustituya a un IKEA original.
Muchas veces esta conducta puede ser justificada como “gustos”  marcados que ya tenemos hacia las personas, sobre personalidades o aspectos físicos; pero honestamente creo que también tiene que ver mucho con que el ser humano trata de replicar el confort obtenido en relaciones duraderas anteriores en las nuevas; y es así como creemos que si el chico nuevo en nuestras vidas se viste preppy, es apasionado de la fotografía y odia las pelis de Adam Sandler como el anterior; muy posiblemente podamos tener un fit adecuado y la relación sea placentera; para a final de cuentas que la vida nos enseñe con una bofetada de realidad que cada cabeza es un mundo, y si gemelos idénticos y con la misma crianza pueden tener maneras de ser totalmente diferentes, mucho más personas que nosotros catalogamos como “similares”.
Lo gracioso sucede cuando nosotros somos los copiados, y nuestro ex se pasea por la calle con una versión mini-yo de nosotros, ahí no podremos evitar ser solidarios con Madonna y gritar al mundo: “she is not me! She doesn`t have what I have” si el ex nos sigue importando, o si ya lo superamos tener un subidón de autoestima porque al final nos está tratando de sustituir Gracias a Dios en esta vida, cada uno de nosotros es un ser único e irrepetible, aún cuando las modas y las tribus suburbanas traten de ponernos una etiqueta, un dress code y hasta estilimos capilares.
Yo por lo pronto esperaré unas semanas más para visitar mi amado IKEA, reafirmando que lo original, en el diseño sueco y en la personalidad de los amantes: no tiene precio.

viernes, 18 de marzo de 2011

Till the world ends


Es viernes, y luego de una semana llena de juntas, bomberazos en la oficina, tráfico caótico y clientes más pickies que una niña fresa en edad casadera, lo único que me apetece es una tarde de shopping, una cenita deli con amigos y luego mucha música y gin tonics en una discoteca.
Creo firmemente que para un gay hecho en México, y en casi cualquier otro país del mundo, la discoteca es como la Meca a donde nos dirigimos a liberar nuestro estrés,  a bailar con contoneos shakirezcos, a  cantar a Rafaella Carrá como si no hubiera un mañana y claro está,  si estamos solteros, o hasta casados pero liberales: analizar el ganado para próximas adquisiciones en el mercado de la carne sodomita.
En mi haber generacional tengo una gran influencia de la mítica Babylon de la serie Queer as folk, un espacio en donde los protagonistas se entregaban a la noche sin miramientos (más bien con tocamientos y chupamientos) en una discoteca donde cada noche era una aventura, con música increíble, shows imposibles, hombres sacados de Men´s Health Magazine y ligues por doquier.
En cada discoteca gay del mundo,  con un poco de imaginación, por mas low cost y cutre que sea, cada gay se entrega los fines de semana a su “mundo Babylon”  con la esperanza de que esa sea SU noche, pasarla mejor que nunca, ser el más guapo del lugar, el más cotizado, disfrutar a los amigos, y claro, acabar ligando con un hombre guapísimo, con cuerpazo y que al menos sepa la tabla del 9 de multiplicar y sepa que Pucci no es el french poodle de Gucci.  
Pero cierto es que el salir de fiesta, es un ritual de larga duración;  en mi caso comienza con un buen razonamiento del look para la noche. Siempre he pensado que la moda abre mentes, puertas y piernas, por lo que tomarse un Martini o una copita de vino mientras uno elige la producción para la noche, obviamente bailando al ritmo de Kylie y Gloria Trevi, siempre es estimulante.  Posteriormente es indispensable una ducha relajante, una buena aplicación de cremas y productos que me mantengan aromatizado y congelado en los 29 años por al menos 10 años más y listo: ¡a la calle!.
Los primeros drinks para mí siempre son más felices cuando son con amigos íntimos, óptimos para platicar de las historias de la semana, lo odiosos que son los jefes, lo guapo que es el vecino, lo cuadrada que está la pobre Pé después del parto,  y tomar la suficiente cantidad de Ginebra o spirit del antojo del día para estar alegres, sociables y entonados para la fiesta.
Los gays somos dramáticos en todo, mucho más en las entradas a las discotecas, por lo que una vez dentro del garito, no podemos evitar hacer la primera caminata triunfal con el objetivo de buscar el primer drink del lugar, dejar el abrigo o simplemente buscar un lugar en la pista para bailar.
Al pasar por la noche, reímos, bailamos, damos de vez en cuando una puti-vuelta de reconocimiento al lugar para buscar algún eye-contact  interseante,  pero lo más importante es que nos dedicamos a pasarla bien y gozar con canciones que parece fueron escritas para nosotros, algunas demasiado explícitas como I born this way; pero luego de un par de Madonnas, tres Britneys y como cuarenta David Gettas y Pitbulls, algunos se retiran y otros se quedan para comenzar oficialmente  las rebajas.
Las rebajas en la discoteca gay, tienen aún mas estrés que las rebajas de Inditex, y comienzan formalmente cuando falta poco menos de una hora para que cierren la discoteca,  te has dado cuenta que tu lado mas horny  quiere un galan para la noche, y que por estar siendo seducido por  los elixires de Mr. Hendricks o Mr. Walker o por estar bailando Telephone a la Beyonce; no has concretado nada, solo miraditas.
Es entonces cuando los guapos reales  ya no están (como todas las rebajas, la mejor mercancía se va en temporada) los tipos que antes catalogabas de normales se convierten en Brad Pitt y los feos pasan a la categoría de “interesantes” (deformes pero artísticos como un Picasso). Lo divertido es que nuestro nivel de urgencia sexual es proporcionalmente inversa a los filtros que ponemos para catalogar a los pretendientes;  scary será cuando prendan las luces de la discoteca por el cierre, y te des cuenta que aparte de feo está viejo y que tiene unas pecas que pintan mucho a melanoma,  pero lo peor solo será al día siguiente,  cuando algún amigo bitch te muestre foto del ligue de la noche anterior, te darás cuenta que te morrreaste con el hermano aún mas feo de Mr. Bean.  
Al día siguiente la resaca causada por alcoholes de dudosa procedencia, más los recuerdos de lo mal que besaba el ligue de la noche anterior,  te dejarán unas horas en cruda moral y física; pero lo fascinante es que mientras pase la semana, el estrés te agobie, tengas ganas de atropellar a todos los peatones lerdos de la calle, ese Bryan Kinney que vive muy dentro de ti empezara a crecer, hasta que el  finde siguiente entres por la misma puerta, al a misma discoteca, a pasarla fenomenal y hacer la noche TUYA.
Feliz Finde, a quemar las pistas de baile.

martes, 15 de marzo de 2011

Let`s talk about sex


Must soundtrack: Salt n Pepa - Let´s talk about sex


Las oficinas  de mi empresa en la ciudad de México son una delicia. Obviamente elegidas por mí, son estupendas para sobrellevar el difícil proyecto de empezar una empresa de cero. Trabajo cómodamente rodeado de muebles de Herman Miller, esculturas de mexicanos contemporáneos y una carta de cafés y tés que deja a Starbucks al nivel de un café cutre de pueblo.
Cuando recién llegué a estas oficinas hace unas semanas, me asignaron a una ejecutiva de cuenta cuyo trabajo es el ver que no nos haga falta nada y que estemos felices trabajando en el edificio. Lo simpático de esta fémina en cuestión, es que al conocerla, lejos de viborearle los zapatos, su ropa y su peinado como hago habitualmente con las mujeres que me rodean, solo pude fijarme en los hermosos ojos color miel que tenía, así como la sonrisa perfecta con la que me daba una cordial bienvenida a mi nuevo centro de trabajo.
Han pasado varias semanas, y cada dos días a lo mucho que nos topamos en los pasillos o tenemos que hablar por algún tema de salas de juntas o de necesidades de la oficina, no puedo evitar sentirme “nervioso” cuando hablo con ella; lo peor es que noto que es recíproco.  El otro día protagonizamos en la cafetería una de las pláticas mas raras y accidentadas que he tenido, ya que la pobre mujer visiblemente tensa tiró su taza de café, yo al tratar torpemente de ayudarla tiré una silla; en fin, una escena televisiva a la  Friends a toda regla, pero al estar en México, esta serie  se hubiera llamado “Cuates”.
El detalle está en que el jueves tenemos un evento de bussiness after hours para conocer a otras empresas alojadas en el  edificio, y me ha insistido por correo varias veces ir al evento de trabajo y posteriormente a una cata de Whiskeys.  No  soy tonto y se que es porque en parte su trabajo es que yo esté feliz, pero hoy me encontré a mi mismo especulando si no será que quiera que nos conozcamos más, y la verdad, no me desagradó la idea.
Soy un gay hecho en México, o al menos es lo que  creo firmemente desde hace 11 años, cuando decidí salir del closet con propulsión a chorro; entonces, ¿por qué a mis casi 30 años me puede seguir dando la duda de conocer a una mujer? ¿hasta qué punto podemos estar 100% seguros que aún cuando nuestra inclinación sexual sea más por los paquetes que por las pechugas, podemos todavía sorprendernos al encontrar a una mujer no solo atractiva sino digna de ser conocida más a fondo?.
Estoy totalmente seguro que mi vida sexual con los hombres ha sido plena, y gracias al cielo cada vez lo es más, tirando límites impuestos por mí mismo para disfrutarme a mí y a la pareja en turno con lo divertido que es el placer en 360º.   Realmente dudo debido a mi histórico en relaciones, que hoy en día cambie la bandera de mi barco, y objetivamente hablando, no me pasa por la cabeza como sería nuevamente emprender una relación con una mujer, mucho menos siendo yo una “mujer psicológica” durante tantos años.
Como gay reconocido, nunca creí en la bisexualidad como una opción real; ya que generalmente la transición que la mayoría llevamos para “sentirnos menos mal” al salir del closet,  es inicialmente creernos bisexuales en la juventud para luego asumir que nos encanta el arroz con popote en la madurez; algo así como pasar del triciclo a una bici con rueditas y finalmente lanzarnos con la bicicleta de montaña. A la fecha y aún con este encuentro tan raro  a estas alturas de mi vida con esta fémina; soy gay, y sigo pensando que psicológica y fisicamente quiero a un hombre como pareja; pero aún así, esta brevísima experiencia me lleva a pensar en que esa “discriminación” sobre los bisexuales a pensarlos en gays reprimidos, es definitivamente inapropiada.
Cada uno de nosotros es el protagonista de su propia película, y como tal, sabemos perfectamente cuales son nuestras motivaciones para seguir adelante, y los problemas por los que atravesamos y que tenemos que desafiar para alcanzar la felicidad. Nosotros como espectadores y a veces co-protagonistas de la vida de las personas que nos rodean, tenemos que evitar juzgarlos y en definitiva, aceptarlos tal cual son; ya que si no, correremos el riesgo que nos eliminen  de la película de sus vidas.
En mi película: ¿Iré a la cata de whiskey?...

jueves, 10 de marzo de 2011

No es obsesión, podrías encontrar el amor a tu medida



Must Sountrack: No es Obsesión - Onda Vaselina

Es impresionante como hoy en día, el fenómeno Facebook no solo logra portadas en el Times o blockbusters en cartelera; sino que realmente, para una gran parte de las personas, incluido yo mismo, forma parte ya del día a día, relevando en parte a la televisión como el clásico pasatiempo, con la ventaja que al menos el Libro-Cara permite interacción con otras personas.
A través de facebook me he re-encontrado con antiguos compañeros de colegio y sus crecientes calvicies, prim@s con los que antes casi no hablaba y ahora me entero hasta que cenaron la noche anterior y hasta némesis de mi pasado que hoy a mi parecer y con tan solo mirar su foto de perfil, concluyo que el karma los ha puesto en su lugar. En la última oleada de friend request, había un individuo cuyo nombre no me decía absolutamente nada, pero al ver la foto, recordé una muy accidentada cita de mi pasado muy lejano, que ojala hubiera podido dejar en olvido.
Y es que yo he tenido la suerte de tener pocas citas, y de esas pocas sacar a novios duraderos (dos, tampoco una exageración) o al menos amigos que duran un buen rato; pero es que hablando fríamente, de este pobre chico sabía que había poco material para trabajar; y es que con la sinceridad que me caracteriza, para bien o para mal, debo confesar que desde la primera impresión, empezamos mal, y aquel chico aunque delgadísimo y de estatura media, parecía que estaba vestido con ropa de Danny de Vito: camisa a cuadros gigante por  los lados XXL y con pantalones kakis rabones.
Independientemente que el chico no era nada feo de cara, su porte no ayudaba mucho, y al verlo caminar pensé en lo indispensable que sería que los Ministerios de Educación de todo el mundo pusieran como obligatorias clases de Desenvolvimiento Social y Físico, con video conferencias de caminado y postura impartidas por Tyra Banks.
La charla en la cita tampoco ayudó muchísimo, el chico en cuestión era un exitoso empresario, pero en esos momentos atravesaba por lo que yo entendí una crisis emocional, que lo había llevado a tomar clases de actuación, canto y creo hasta baile y corte y confección, para encontrar su “Groove”, por lo que aún con mis dotes de sacar plática hasta las piedras, me topé con una persona un tanto existencialista y un poco vacío por dentro.
Después de una hora de plática yo ya había puesto mi sonrisa y gesticulación facial en mood automático, asintiendo a cada 30 segundos aproximadamente, pero mi cerebro se encontraba ya lejos de ahí, pensando cosas tan relevantes como en que me pondría al día siguiente, si Tommy Hilfiger es realmente racista o si el delicioso fin de las langostas compensa su horrible apariencia.
Finalmente y cuando nos despedíamos, el chico en cuestión me besó; y debo de admitir que  no se si porque mi cerebro seguía en mood ausente, o por la sorpresa del arrojo del niño tan soso, le devolví el beso.  Lo peor fue que el beso se transformó en un morreo/faje en mi casa, que tristemente se derivó en la estocada final al fracaso de cita; ya que el chico era poco creativo, poco dotado y poco flexible, coronado a que su ropa interior era la de un niño scout de 6 años,  desencadenó en que lo “terminé” con una paja fulminante con ganas de que al eyacular saliera de mi vista lo más rápido posible.  Lo que gracias al cielo pasó.
Hoy, mucho tiempo después me ha agregado a Facebook, y a falta de un Manual de Protocolo para estas circunstancias, lo acepté; y  maldito sea Mark Zuckerberg y su aplicación de Messenger para Facebook, el mono estaba online y con ganas de platicar. Luego del obligatorio update y justo cuando yo me iba a despedir argumentando que tenía los frijoles en la estufa, el Ex-Date me preguntó directamente que porque no nos habíamos seguido viendo y cual había sido mi opinión de el en nuestra cita.
Si algo tengo que agradecer a ser un gay hecho en México, es que en un medio tan políticamente correcto como el que he vivido, rodeado de “porfavorcitos” “mil gracias” etc, me ha enseñado a poder decir la verdad sin que suene tan horrible o directa, por lo que en unas cuantas frases le dije al chico en cuestión que era mono y que simple y sencillamente no habíamos hecho click, pero que no le vendría mal un poco más de plática y que ojala hubiera aprendido algunos trucos en la alcoba.
Luego de cerrar la conversación, no he podido dejar de pensar en las agallas del hombre en cuestión de preguntar directamente  algo que todos nos hemos preguntado alguna vez al no volver a ver a un chico: ¿qué salió mal? Sobre todo cuando nos dan mensajes erróneos (como el mío y los besos y morreos que no debieron pasar).  Y es que todos daríamos nuestro patrimonio con tal de hallar la forma de leer la mente de las personas que nos rodean, para así saber que piensan realmente de nosotros, y en base a eso saber el futuro que tendremos con esa persona, si es que hay alguno.
Ante la ausencia de un lector de mentes y que la misión de encontrar a un príncipe azul en medio de tanto sapo nos lleva a tener que planear citas con nuevos hombres, creo que lo único que podemos aspirar, es a ser transparentes, y dejar lo más claro posible, sin ser groseros obviamente, si por nuestra parte hay la posibilidad o no de repetir un encuentro; posiblemente suena algo frío e impersonal, pero creo que la honestidad es una virtud primordial y que puede evitar que el hombre de nuestra cita se ilusione con algo que no será, o viceversa.
Por el momento espero por el amor de Dior  que facebook lejos de traerme malos dates de antaño me traiga buenos dates futuros, y si saben besar como se debe, excitarme con su intereante plática y con underwear aussiebum por lo menos, mucho mejor. Feliz Fin de Semana!!!!


PD. Al date de antaño que inspire este post: Hijo,  go right now to do some shopping and read a book! 

martes, 8 de marzo de 2011

¿Cómo te va mi amor, cómo te va? Era en silencio la pregunta entre tú y yo


Must Soundtrack: Pandora - Como te va mi amor

Con apenas unos días en la Ciudad de México, con intenso trabajo y readaptación express al “chilango way of life”, y acorde a que estoy seguro que mi vida es una serie de televisión con la intensidad homosexual de Queer as Folk  los diálogos   de Fisico-Química y los estilismos (por mi parte) de Gossip Girl; recibí la noticia de que mi ex, aquél hombre que lleno mis días durante cinco años y medio, el famoso Arquitecto, venía por unos días a la Ciudad de México en búsqueda de trabajo para cambiar su residencia.
Honestamente al enterarme, mi mente y corazón se volcaron en una serie de confusas ideas y sentimientos sobre si esta noticia me alegraba en sobremanera o inclusive me daba miedo o me causaba molestia; a final de cuentas mi relación con el Arquitecto terminó en una dramática despedida en el aeropuerto de Barajas, causada por la necesidad del hombre en cuestión de desarrollarse profesionalmente en México, dejándome solo en el otro lado del charco. Lo cierto es que no terminamos por falta de amor, sino por una incapacidad de cuadrar nuestros objetivos profesionales y la geografía para alcanzarlos, ya que si algún día quiero ser el siguiente Mary Kay no era cuestión de renunciar a mi trabajo para regresarme de ama de casa a México.
Regresando al presnte, y en medio de esta enorme confusión por la noticia, decidí que quería sentirme contento al reencontrarme con una persona que me hizo excesivamente feliz y al que podía recriminar muy pocas cosas en tanto tiempo de relación; salvo que dejó en mi vida un bache que ni hombres hermosos,   todos los cinturones de Loewe y ni siquiera insultantes cantidades de Ginebra Hendricks han podido llenar.
Fue así como el miércoles, después de un largo día de Oficina, llego a la recepción de mi oficina el Arquitecto, bastante más delgado, un cutis de ensueño gracias a los avances en la dermatología mexicana y una sonrisa, que Colgate pagaría una fortuna por tener en uno de sus anuncios.  Lo halle guapo, mejorado y con una mirada en la que supe leer que me había extrañado y que al igual que yo, su corazón era un caos.
Unas horas más tarde y frente a unos necesarios drinks en la terraza del CondesaDF, ante una plática que apuntaba hacia cual sería el futuro de una relación que quedó “inconclusa” o con posibilidad de una segunda temporada,  con una objetividad que hasta el momento no me explico de donde salió,  le expliqué al Arquitecto que agradecía su interés en retomar nuestra historia, pero que con la vida que llevo, viajando cada mes a un país diferente, con dos casas en el mundo y un trabajo que exige ser tan ligero como la espuma, no podía agregar más incertidumbre a mi ecuación sin que tronara, por lo que le ofrecía seguir siendo amigos, y ver en un futuro y con alguno de los dos más estable, retomar la charla sobre nosotros.
Unos días después, con la cabeza más fría, en la sala de espera de un aeropuerto,  aún cuando  mi lado pensante me aplaude, ya que se que tomé la decisión correcta, no puedo dejar de pensar en lo confortable que sería volverme a sentir parte de una pareja, y un equipo ante las adversidades de la vida.
En el mundo del cine, dicen que las segundas partes nunca son buenas, salvo El Padrino o Toy Story que son brutales. Pero creo que en los casos en los cuales cortamos “a lo sano” con nuestros ex, siempre acariciamos la idea de volver algún día a volver a retomar la relación con ese susodicho que nos cambió la vida en su momento. Lo difícil es que si no cerramos realmente un capítulo en nuestras vidas, nunca estaremos del todo preparados para conocer más gente o darnos la oportunidad de volvernos a enamorar.
Ojala hubiera un “Manual de Carreño para el corazón”, que nos indicara que hacer con nuestras relaciones amorosas,  por el momento solo podemos confiar que el tándem que forma nuestra mente y nuestro corazón nos aconsejen correctamente, o volvernos adictos a llamar a estaciones de radio cutres con conductores semi-alcoholizados para recibir su consultoría.
Respirando profundo,  me coy cuenta que decido que por el momento este gay hecho en México seguirá circulando en solitario,  con muchas dudas e incertidumbre, pero con la tranquilidad de que el amor del bueno dura para siempre, y lo que está destinado a ser: SERÁ.

jueves, 3 de marzo de 2011

Tres no se me hace legal, yo soy moderna pero no estoy trastornada


Must Soundtrack: Yuri - Poligamia

Luego de un cansado viaje de 10 horas desde Sao Paolo a la ciudad de México, seguido por un arduo día de trabajo, ¿qué mejor plan puede haber, que un late lunch con  amigos de la universidad?.
Lo divertido de este tipo de re-encuentros en el mundo gay, a diferencia del hetero; es que lejos de hablar melancólicamente sobre la lejana vida universitaria y lo bien que era estar de fiesta todos los dias y viajando por el mundo; la mayoría de los amigos gays siguen manteniendo un divertidísimo ritmo de vida, ya que por la ausencia de niños (hasta la fecha) así como las ansias de perfeccionismo profesional,  las vidas siguen estando llenas de intensos viajes, fiestas, romances y bastante moda.
Al avance de los platos y el reloj, la plática pasó del protocolario update de familia, trabajo y relaciones sentimentales, para derivar en una decadente pero deliciosa charla sobre nuestras experiencias en pareja, muy ad hoc a mi sonado divorcio después de más de 5 años con un galán o a la nueva relación de uno de mis amigos presentes en el lunch.
Sin afán de tratar de reproducir la maravillosa charla, solo resumiré que al momento de hablar lo difícil que es encontrar a UN hombre con el cual nos entendamos, nos respetemos, aguante nuestras locuras e incongruencias y aparte de que tengamos ganas de mantenerlo a lado aún luego del orgasmo;  uno de mis amigos presentes, sentenció  que éramos unos exagerados, ya que es imposible que sea tan difícil encontrar UNA compatibilidad, si el ya había encontrado DOS y a la vez.
Fue así como nos reveló, con el mismo tono que si pidiera otra coca light,  que hace algunos años, mantuvo una maravillosa relación de tres. Para un gay hecho en México, esta revelación fue como abrir la caja de pandora de la curiosidad, y antes de lo que Alaska se cae y rebota en un escenario, ya me hallaba preguntado cosas tan básicas como: ¿Cómo se manejan los celos cuando estás mas con uno que con otro? ¿Cómo dormían tres hombres grandes en una cama? ¿Cómo se toman las decisiones? Entre otras miles de preguntas que llenaron la mesa y que darían para escribir una enciclopedia.
La mayoría de las preguntas nacieron básicamente por el conflicto inherente que tiene el sintonizar a tres seres humanos con sentimientos (y vaya que los gays somos intensos y con harto sentimiento) en una relación en la cual cualquiera de los integrantes puede sentirse desplazado al haber una aproximación entre los otros dos de la relación.   Debo de confesar que en ese entonces, tuvimos una larga charla sobre como “lidiar” con este concepto, tanto en el día a día, como en la cama y hasta en las salidas de fin de semana.
Independientemente de los detalles logísticos sobre los materiales de la NASA que debían de haber sido usados para la cama de esa pareja de tres, ya que  el amigo en cuestión es de gustos osunos, y el en si mismo es Bree Van de Bear por ser la versión mas pija de un oso;  me quedé muchísimo con una de las explicaciones más reveladoras que mi amigo nos dio: “En mi relación de tres, yo tenía una relación de amor única y especial con cada uno de los integrantes, lejos de pretender tratarlos y amarlos de la misma forma”. 
Fue así como caí en la cuenta, y aún cuando posiblemente algún lector me catalogue de libertino,  me empecé a preguntar, que si hace algunos  años, fui capaz de romper el esquema mental de matrimonio heterosexual, para aceptarme y darme cuenta que amar a un hombre era igual de válido y correcto, ¿quién soy yo para criticar a tres personas que buscan el amor juntos?
Creo que cada uno es autor de su propio destino, y las decisiones que tomamos sobre nuestra vida y nuestras relaciones son propias y basadas en nuestros fundamentos; es así como aunque Yuri, diva ochentera mexicana cantaba a gritos en la modernisima canción Poligamia que a ella: TRES no se le hacían legal (en el must sountrack de este post) hoy en día, me doy cuenta que en esta vida, hay que dejarnos de cuestionar el cómo vivimos, y empezar a ejecutar el porqué vivimos: ¿la respuesta? Pues que vivimos por amor, en cualquier forma que lo encontremos.
Así que si están por ahí, chicos de mi vida amorosa futura, sepan que a mí, dejando atrás mis prejuicios religiosos y pseudo-moralistas, si se me hace legal.
Feliz  y poligámico fin de semana.

PD. Desde niños hemos estado expuestos a relaciones poligámicas sin saberlo; como Blancanieves con sus SIETE enanos (golosa!) o Ricitos con sus tres ositos (aparte chaser la rubia!).

martes, 1 de marzo de 2011

Born this way

Ya sea por mi sodomita sexualidad, herencia genética o simplemente por mi consumismo desmesurado, siempre he tenido en la moda uno de los pilares en mi manera de ser,  sentir y de expresarme ante el mundo.  Es por eso que para mi, lejos de cumplir el mero objetivo de cubrirnos, protegernos de las inclemencias del tiempo o tapar nuestros “pudores” (que ojalá Nacho Vidal no se los tapara nunca) la vestimenta es un estilo de vida, un reflejo de nuestro ser y del tiempo que vivimos.
En lo personal, considero a los diseñadores de moda como verdaderos artistas, que logran crear tendencias y verdaderas obras maestras con movimiento; y es así como los extintos y consagrados Cocó, Yves y Gianni, entre muchísimos otros todavía vivos, forman parte de nuestra riqueza cultural mundial contemporánea.
Es por eso, que cuando uno de los principales actores del mundo de la moda, aún en su vida personal la caga; todos nos sentimos un poco, o MUY decepcionados. En este caso la ultima abominación del odio y el mal manejo de drogas y alcohol ha sido ejecutada por John Galliano, que en los pasados días fue detenido por lanzar insultos antisemitas contra una pareja en el rosa barrio del Marais, en Paris.
Lo triste realmente de este episodio, no es tan solo que una persona, en este caso una figura pública, pueda alabar a un nefasto ser como Hitler, o desearle a alguien haber sido “gaseado” durante el Holocausto; sino que estos horribles insultos sean proferidos por una persona que ha disfrutado, sin merecerlo por lo visto, una gran aceptación en círculos donde no ha sido juzgado ni por su lugar de origen ni mucho menos por su preferencia sexual.
Creo que en esta vida, una de las principales virtudes  a las que un ser humano puede aspirar es la congruencia; y es que aunque nos resulte a veces imposible:  tenemos que dar lo que pedimos. Y es que si aspiramos que en TODO el mundo (y no solo en las capitales del mundo) haya una verdadera aceptación a la manera que somos y como nacimos, independientemente de nuestro color de piel, nuestros secretos en la cama o nuestro credo religioso,  es imposible que seamos los primeros en criticar, juzgar y discriminar a la gente que nos rodea.
Y es que al mirar atrás, Yo mismo, y aunque me sienta mal de admitirlo, he discriminado alguna vez, a alguna “marimacho” por empujarme en una disco, a una persona con ascendencia indígena por ser “pinche naco” y no dar un buen servicio en un restaurante o hasta decirle “mal follada”  a una seguidora acérrima del Opus Dei por mustia.  El colmo viene en que estos días me burlé de una “pajarita” sodomita en Reforma en el DF por su camiseta entallada y su contoneo Beoyóncico (deberían de admitir este adjetivo en la Real Academia).
Cada uno sabe sus propias circunstancias en esta vida, y todos sabemos que la única manera en la que encontraremos realmente paz en nuestro entorno, es al sentirnos respetados en nuestra individualidad. Y si Dios sabe que hemos perdonado a Galliano vestir como prostitutas a tantas celebridades, el mal uso de los sombreros y estigmatizar aún mas la imagen de los gays en sus pasarelas, esperamos que en su “resaca moral” aprenda que en esta vida todos somos iguales y nadie tiene autoridad para hacernos menos; y entonces, si realmente lo vemos arrepentido podamos comprar su ropa nuevamente.
 Pero independientemente de nuestras futuras elecciones textiles, lo más importante es que reflexionemos que en nuestro día a día, hay palabras o comentarios que pueden herir a las personas que nos rodean mucho más que las armas, y que inclusive pueden llevar a las personas más sensibles al suicidio o a fuertes depresiones.
#yoconfieso que he discriminado, pero trataré de no hacerlo más.
PD. Enhoranbuena a Natalie Portman por dejar “olvidado” en su armario el Dior que le diseñó Galliano para los Oscares, y claro, por su merecido Oscar.