viernes, 30 de diciembre de 2011

And now, the end is near...


Ahora, que como diría el genial Frank Sinatra el final se ve cerca, del 2011; son momentos para que Un Gay Hecho en México, se tome 5 minutos para respirar y analizar que ha sido este año.
Si recuerdo a nivel mundial que ha pasado este año, no puedo evitar mi agobio al ver como la potencia mundial por antonomasia se quedó sin capacidad crediticia, ver como la comunidad más poderosa de países se tambaleó, presenciar la muerte de villanos que fueron tratados con la ley del Talión, aprender que las gorditas  en pleno XXI también pueden ser famosas gracias a Adele y descubrir  que los cuentos de Princesas de Disney todavía son viables gracias a la boda de Kate Middleton en Inglaterra y a un poco de organza, encaje y el ingenio de la casa McQueen.
A nivel personal, muchas cosas vienen a mi mente ante este momento de reflexión, recuerdo el haber tomado decisiones sumamente difíciles como regresarme de España dejando atrás trabajo y amigos; comenzares intensos en México DF con jornadas interminables de trabajo; mudanzas (y no tan soft como las de Lupita D´Alessio) baches familiares, una que otra lágrima, mucha fiesta, una vida en aviones; pero a final de cuentas, a apenas a unas horas de terminar este año, estoy en una sola pieza, con una sonrisa y con la tranquilidad de que hice todo al máximo.
Los seres humanos somos fascinantes, ya que lo aceptemos o no, somos seres cíclicos (o repetitivos) y en un casi ritual de la especie, nos topamos que en los últimos días del año, hacemos una wish list, improbable la mayoría de las veces, en las cuales nos juramos a nosotros mismos que el siguiente año tendremos más cuerpazo que el lobito Taylor Lautner, haremos más dinero trabajando que Carlos Slim, rockearemos como Peter Doherty y disfrutaremos a nuestra familia al mil.  Es así como empezará Enero, y los gimnasios del mundo vivirán el mes de las vacas gordas (económica y literalmente hablando)  nos acostaremos temprano entre semana,  hablaremos seguido con nuestros seres queridos, para que finalmente nos volvamos a meter en ese huracán que es la vida diaria misma y sigamos pasando los lunes deseando que se vuelvan viernes, o deseando que los martes se vuelvan feriados.
Yo creo que el mejor propósito que puedo hacer este año, sobre todo en un año en el cual mis antepasados Mayas prometieron un cierre de ciclo, es hacer que cada día cuente. Disfrutando cuando tengo que trabajar, con la fiesta cuando haya motivos para celebrar, cuando tenga que quemar todas las cenas navideñas en el gym y sobre todo disfrutando al 200% las oportunidades que tengo de estar con mi familia, con mis queridos amigos, mis viajes y haciendo que cada día sea digno de una película.
Lo cierto es que nadie tiene comprado el mañana, la única certidumbre que tenemos es el hoy. Y no planeo pasar lo único que tengo seguro a disgusto, molesto o con ansias de convertirlo en algo más. Este año quiero REALIZAR mucho mas que SOÑAR, quiero CAUSAR en vez de ESPERAR, quiero ser la diferencia en un promedio y quiero que cada día al acostarme a dormir tenga una sonrisa por haber logrado que con pequeños detalles cada día sea especial o mejor aún, haberle hecho a alguien un día más feliz con mis acciones
Este 2012 se que amaré, se que sonreiré, se que haré cosas que  nunca he hecho, y  se que me equivocaré pero no tardaré en enmendar mis errores, y no lo se porque un horóscopo de Walter Mercado o la cábala de Madonna me lo indiquen, sino porque he decidido hacerlo.
Quiero desearte un muy feliz año nuevo, en el cual disfrutes intensamente cada segundo, y tomes cada oportunidad en redefinir lo que eres.
Gracias por leerme durante este año, en el cual nació este blog, y espero pronto podamos seguir en contacto a través de este medio.  Prometo acordarme de ti en alguna de las campanadas en el brindis del año nuevo, vestido de terciopelo, con pantalones de tartán, sudando muy probablemente porque pasaré esta fecha en Mérida México, pero aún así disfrutando el año nuevo que comienza: A MI MANERA.
Felices Fiestas.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

For all we know, we might not have 2morrow


Mucho se habla en el mundo del Club de los 10.000 pies o los maravillosos ligues y momentos de placer que solo un baño de 50cmX50cm puede cobijar. Lo cierto del caso es que yo, con cientos de vuelos acumulados en mi haber y pasando más tiempo en una cabina premier que en varios medios de trasporte, no me he unido a susodicho grupo del amor al aire; y en la mayoría de mis vuelos acabo en situaciones sui generis, como siendo el asistente del presidente ciego del comité paraolímpico de algún país sudamericano, terapeuta para divorciadas o hasta niñero de infantes hiperactivos.
Hoy, en una ruta a mi personalidad cosmopolita muy romántica: NYC;  no pude dejar de lanzar una mirada de George Clooney en GQ al abordar y toparme frente a frente con el azafato más lindo que he visto en mi vida, juro por Dior que el uniforme de Aeroméxico le quedaba como cortado sobre el cuerpo  por el mismo Tom Ford. El encanto de mi mirada seductora se perdió un segundo después, cuando Bridget Jones sustituyó a George Clooney y me tropecé para solo salvar la caída por un asiento del avión, y reirme hacia mis interiores con un sonido muy nasal tipo Sandra Bullock en Miss Congeniality.
Debo confesarte que aún cuando todo el mundo considera que por la sarta de tonterías que escribo tengo mucho éxito en los ligues hablados, pero lo cierto es que toda la chispa y frescura que me caracteriza al escribir o al socializar con las que denominamos en la jerga sodomita, “las comadres”, se  esfuma cuando es frente a un galán en condiciones, e igualan mi personalidad a la de un autista con demasiado buen gusto para vestir.
 Fue así como en mis múltiples excursiones al baño del avión para vaciar a mi vejiga del infierno que solo 5 copas de Champagne, 3 coca colas light y 2 baileys  le pueden causar; y bajo el pretexto de entablar una conversación decente con el azafato de los sueños; le pregunté tontamente cual era la ciudad que sobrevolábamos al momento. Analizandolo en retrospectiva, a menos de que el chico tuviera instalado en el culo un GPS de Tom Tom que no interfiriera con el radio del avión, era imposible que supiera nuestra localización exacta; aún así el chico de ojos azules valoró mi arrojo y ante latas de coca cola light y una botella e agua que vaciamos como si fuera el Moet Rosé más delicioso del mundo, nos contamos a grandes rasgos nuestras vidas, nuestras historias; y con sorpresa me topo que como todo hombre gay con poder adquisitivo decente vive en la Condesa en el DF, por lo que es  vecino; estudia Psicología y tiene la misma perdición por la comida yucateca que un servidor.
Por primera vez en mi vida no quería que un vuelo terminara,  pero nuestra plática se vio interrumpida gracias a otra azafata, del juego cromosomático opuesto y un tinte pelirrojo bastante mal puesto, que nos empezó a contar los detalles de su vendimia de duty free. Rompiendo el ambiente de intimidad que habíamos construido en el area de servicio de azafatos.
Es así como probablemente ni siquiera nos tocamos un dedo, pero al menos puedo decir que ya tuve una experiencia “del tercer tipo” en un avión,  pero lo más importante, me doy cuenta que con el paso de los meses cada vez me siento más comodo entablando conversaciones con hombres que antes hubiera considerado inalcanzables por su físico, no se si porque me siento más seguro, porque como diría Pitbull no sabremos si tenemos el mañana,  o porque cada vez me convenzo que en esta vida, tenemos muy poco que perder, y demasiado que ganar.
Ahora, escribiendo este post a bordo del avión, y a unos minutos de iniciar el aterrizaje, no puedo esperar a tener una salida triunfal del avión, en la que coquetamente le dejaré a XL (¿a que sus iniciales son prometedoras?) una  tarjeta de presentación comercial con mi correo y mi móvil personal, con mirada seductora a la Clooney incluida, para luego seguramente meter la pata aplastando algo o besando el suelo de NYC más pronto de lo pensado.
Creo que después de esta experiencia, tengo más ganas de platicar con gente que no conozco, no se si solo para divertirme o para seguir teniendo cosas que contarte en este blog,  pero a final de cuentas,  para seguir conociendo gays hechos en México o en otras geografías, que seguramente tienen algo interesante que contarnos.
Felices pláticas en el aire, felices besos al aire pero sobre todo, felices aterrizajes en el país del romance.
Besos Volados.
André.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Farewell...



Must Soundrack: Farewell - Rihanna
Advertencia: No se como empezar esta carta, no se si querré terminarla, aún así dejaré que por unos minutos las palabras solo broten, a lo mejor sin sentido, espero seas comprensivo con esto.


Hola! Cómo has estado? Hace mucho no se de ti. De hecho si hace unos meses me hubieran dicho que pasaría tanto tiempo sin verte o sin siquiera oir tu voz hubiera pensado que quien lo dijera estaba loco. 
Creo que te habrás dado cuenta que como diría la Ogra que todo lo logra, te he borrado del facebook, y para rematarlo todo te he borrado también de foursquare, twitter y hasta de instagram, me empezó a afectar que sentía que para tu vida me volví tan insignificante, y que en la mía seguías teniendo importancia; si te interesa saberlo la gota que derramó el vaso fue pasar mi cumpleaños completo esperando una llamada de teléfono tuya, que nunca llegó.
En definitiva hacer reclamos de novela es muy noventas y de novela de Rosy Ocampo,  no te pienso volver a recordar que el quedarme en Madrid  esperando tu regreso con una botella de Bellinni en el fridge y la mejor de mis sonrisas en el rostro casi me mata, ya que como bien sabes y decidiste, nunca regresaste.
Hoy en día, y a dos años y medio de tu partida, todavía hay una parte de mi ego que no ha sanado, y creo nunca lo hará, que se estruja al darme cuenta que por más de que puedo controlar casi todos los aspectos de mi vida, el amor de los seres que yo quiero es una variable más allá de mi poder de planeación, de mi inteligencia, del dinero, de mi cara bonita y de mi manera de hablar y ser.
Ahora vivimos en la misma ciudad, a apenas unos kilómetros de distancia y lo cierto es que te siento más lejos que nunca, estoy tratando de enterrarte poco a poco junto a los recuerdos que no me hacen feliz pero que me han marcado. Nunca pensé ponerte en esa categoría pero no veo en donde más encajas en mi vida, definitivamente me has mostrado que no eres un amigo,  no eres familia y tampoco te odio para nada, por lo que mi psique te ha ubicado junto a mi dress code de los noventas y mi cabello blanco tipo Pacey de Dawson´s Creek; como recuerdos  que ya no serán.
Creo que necesitaba escribirte, hace unos días estoy oyendo como loco la canción de Farewell de Rihanna, una canción que pude haber cantado yo al borde las lágrimas cuando lloré una noche completa al saber que tu lado de la cama se quedaría vacío para siempre, al  darme cuenta que mi compañero de vida prefería probar fortuna en México que regresar a mi lado.
Pero, ¿sabes? Si Madonna nos enseñó algo aparte de que se puede tener 50 y seguirse viendo estupenda, es que luego de caerse al caballo hay que volverse a subir al mismo, por lo que ya no tengo miedo de conocer gente, me di cuenta hace unos días y lo reivindico a cada segundo que pasa. Me niego a quedarme traumado por tu partida y me niego a llenar mi vida de orgasmos  con caras y cuerpos de una noche, se que me voy a  volver a enamorar, no se si en mucho o poco, pero te prometo que tu fantasma no me va a privar de la oportunidad de volver a compartir lo mucho que soy con otra persona.
Asi que al ritmo de RiRi.. hoy te digo Farewell, creeme que te amé muchísimo, para mí fuiste el hombre más inteligente y guapo del mundo, y te deseo una vida larga, próspera y feliz,  espero hayas disfrutado al igual que yo los años que pasamos juntos, las risas, los viajes por todo el mundo, los proyectos en conjunto y toda la experiencia de lo que para mí, fue un matrimonio feliz.
Te quiero recordar para siempre con esa cara que solo tú podías poner al levantarte los domingos, con tus pestañas de chaparrón, tu pelo negro azabache a la TinTin y una voz de niño grande preguntando que haríamos para el brunch.
Gracias por existir, Gracias por acompañarme un rato en este camino que es la vida, Gracias por ser tú.
Farewell Arquitecto, farewell.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Yellow diamonds in the light



Must Soundtrack: We Found Love - Rihanna
Acorde a mi Nuevo estatus geográfico, mi obligación social como Un Gay Hecho en México es en definitiva asistir a todos los eventos must para dicho gremio en México.  El último de ellos tuvo lugar en el paradisíaco Puerto Vallarta, en lo que los “circuiteros” de corazón y cuerpo denominan el Latin fever.
 El viaje prometía por muchos motivos, desde mis acompañantes, tres de las personas que más han lubricado, en el buen sentido de la palabra, mi estancia en la Ciudad de México; una maleta llena de outfits espectaculares; barra libre de alcohol desde la llegada a la sala Premier del aeropuerto y las ganas de disfrutar Vallarta al 1000 que solo te pueden dar 10 días de antibióticos y algunas veladas de monja.
Llegando al aeropuerto, En la camioneta rumbo al hotel, las expectativas sobre el fin de semana fueron en aumento; contingentes de hombres entallados en camisetas de diseñador y lentes ultra oscuros que se dirigían hacia el decadente y maravilloso Viejo Vallarta. Todos con la misma idea de disfrutar del sol, triunfar las 24 horas del día con los ligues más divinos y enseñar  a los 4 vientos con diminutos bañadores los logros alcanzados por intensas horas de gimnasio, temporadas de anorexia a base de cubitos de queso antes del desmayo o porque no, una gran inversión a riesgo hepático de esteroides.
Debo confesarte que más que vacaciones, el Latin Fever cae en la categoría de Juegos Olímpicos, mezclado un poco con Miss Universo, donde competidores de México, USA, Canadá y países aledaños concursan con el objetivo de ganar desde medallas y bandas clásicas como Miss Elegancia, Miss Silueta y Miss Simpatía y porque no, premios un poco más macabros, pero divertidos, como Miss Adicciones, Miss Paquetazo, Miss Atascado y Miss Orgiastico. La diferencia es que aquí la pasarela es arena (con alto nivel de dificultad aún sin tacones) tienes que garantizar un peinado perfecto aún con humedad y brisa marina y aquí poco te sirve tener un doctorado en filosofía o ayudar los fines de semana a instituciones de caridad.
Lo que es cierto, es que todos los competidores para estas Olimpíadas de belleza, tuvieron  a mi punto de vista el premio de Miss Guerreros, ya que en cuerpo propio te puedo confesar que mantener ese intenso ritmo de vida solo lo pueden unas ganas de fiesta de aquí a la luna, mezclada con litros de Cosmopolitans, una dotación familiar de Red Bull (light for sure) y  seguramente para muchos  sustancias que no están aprobadas por la FDA, Ministerio de Salud o ANVISA. La fiesta comenzaba con el copeo playero a mediodía, seguido por más copeo en el atardecer en la del hotel sodomita oficial, seguido por más drinks en los barecitos de martinis, seguidos por fiestas electrónicas que a su vez finalizaban con afters.  Te aseguro que oímos las mismas canciones unas 20 veces cada día, pero lo gracioso es que en cada momento sabían a algo diferente; ya sea por el nivel etílico en la sangre, por la grata compañía o por el único indicador de temporalidad que teníamos: el sol.
Te debo confesar que yo llegué a este evento, con mucha actitud pero poco trabajo muscular; la re-adaptación a México y su deliciosa cocina, así como múltiples eventos de bienvenida y la búsqueda del gym perfecto se derivaron en unas lonjitas que no me permitirían entrar a competencia en condiciones regulares salvo coqueteando con algún juez, o con todos a la vez; pero con la filosofía que Carita mata Cuerpo, Sonrisa mata Cuadritos y Karl Lagerfeld mata al resto (por sus diseños, y por el susto de verlo también) tuve la suerte de conquistar en la White Party en el genial antro Mañana  a uno de los más cutes con unos ojos azules que envolvían y una rubia cabellera de pijo madrileño por la que Luis Miguel en sus mejores tiempos hubiera matado.
Lo gracioso es que luego de dimes y diretes, besos interminables en la pista y una que otra incertidumbre, acabamos intimando como solo dos hombres pueden hacerlo, con el sentimiento de saber que, como diría Rihanna, I found love in the hopeless place.  Terminamos el acto carnal y las promesas de tomarnos unos drinks en la Condesa  intercambiando teléfonos, para luego descubrir que el número que el chico en cuestión me había dado, era falso.
Horas más tarde, y luego de porque no, seguir de fiesta para “quitarnos el mal sabor de boca” me hallé en la orilla de la playa, contándole lo más bello y no tan bello de mi vida a uno de mis mejores amigos, y dándome cuenta que,  aunque me cueste trabajo aceptarlo, tengo miedo a quedarme soltero el resto de mi vida. Y es que aparte del orgullo “herido” por mi primer número falso en mi vida, me di cuenta que por primera vez desde que dejé el mundo del matrimonio  no me disgustaba que hubiera un after luego de un one nite stand.
Y es que cierto es que la fiesta sodomita de soltero puede ser adictiva, cientos de cuerpos perfectos tallados con cincel, rostros que superan al 1000% a la media de la población de cualquier país, poder adquisitivo que solo la carencia de hijos y trabajos excelsos nos pueden dar, tardes y noches de shopping y sobre todo la cantidad de testosterona para  saber que con nosotros nunca aplica un “hoy no, me duele la cabeza”.   Pero lo cierto del caso es que por mi naturaleza “casamentera” que tantas temporadas de Charlotte en Sex in the City grabaron en mi mente y en mi marroquinería Burberry,  por primera vez en mucho tiempo acepté y dije en voz alta, que me daba miedo no volver a encontrar a un Soul Mate.
Me gustaría poder concluir esta anécdota, acorde a los estándares de una redacción con un desenlace, pero lo cierto del caso, es que mi historia, como la de todos los demás no está escrita; y probablemente nunca vuelva a encontrar un príncipe azul o ni siquiera un sapo con promesa que acapare mi corazón, pero lo importante es que al fin reconocí que después de todo, probablemente haya una historia nueva para mi vida en pareja, y aunque ahora no estoy dispuesto a buscarle, al menos ya acepto el hecho de que dentro de un tiempo exista un Sr. Hendricks con el cual vuelva a cometer las mismas estupideces que hice con el Sr. Hendricks Volumen I y con el Sr. Hendricks Volumen II;  pero siempre,  con y por AMOR.
Con cariño desde los aires y volando a NYC para abastecernos de la nueva temporada fashion, un beso con sabor a Bailey´s (porque ya pasó Vallarta y ya podemos consumir carbs)…
André.