viernes, 22 de abril de 2011

Dancing on my own

Must Sountrack: Robyn: Dancing on my own
Antes que nada una enorme disculpa por desaparecerme tanto tiempo, debo confesar que tuve cantidades exorbitantes de trabajo en mis últimos días en la Ciudad de México, seguido por cantidades aún más exorbitantes de ginebra, bares y amigos en mi primera semana en  Madrid, durante  mis vacaciones de Semana Santa, que de Santa han tenido poco.
Probablemente para compensar mi no tan agobiada vida social en el DF, he tenido la necesidad al llegar a España de salir todos los días hasta altas horas de la madrugada,  bailando, riendo, y tratando de sentirme distraído el 100% de mi tiempo mental.  Creo que no es hasta hoy Viernes, cuando me doy cuenta que mi regreso a Madrid ha sido un poco diferente a mis vueltas habituales; mucha gente está de viaje por las vacaciones; la ciudad tiene un continuo nublado que por momentos empapa los muros de esta ciudad que me gusta tanto; pero creo que tengo que ser honesto conmigo mismo y aceptar que hay algo que no está del todo bien dentro de mí, y que ahogarlo con gin tonics no lo ha solucionado.
En una de estas noches de fiesta, en un bastante vacio La Boite,  me topé que uno de mis amigos de juerga había ligado y estaba muy entretenido en los sillones del lobby, mientras que el último que quedaba en pie sacaba la bandera blanca de paz para retirarse a casa;  por lo que me quedaba solo en la pista; y por primera vez en mi vida hice lo que nunca se me hubiera ocurrido hacer: me quede bailando solo.
Y  es que muy probablemente para una persona normal, el bailar solo en una discoteca sea lo más normal del mundo; pero para un gay hecho en México,  fue como tácitamente aceptar de una vez por todas estar solo y decidir disfrutarlo. Liberarme a mi mismo sin necesidad de tener alguien enfrente para bailarle o simplemente para pasarla bien.  La verdad es que la soledad me duró apenas unos dos hits de Madonna, ya que mi sex appeal parece estar en su decimo octavo aire; ya que un niño rubio muy mono decidió volverse mi “mate” de baile y acabamos pasando un buen rato juntos al ritmo de la música.  Aún así, y en contra de la insistencia del chico rubio, no quise traerlo a casa;  creo que al día siguiente hubiera tenido cruda física y moral.
Y es que creo que me está empezando a afectar el estar solo, y la bailada solitaria me abrió un poco los ojos sobre el tema; ya van casi dos años de que el Arquitecto tomó un avión y se fue de casa;  pero por motivos del destino esta estancia en el DF hizo que estuviera presente en todo lugar y momento; tanto así que inclusive desayuné con el antes de volar para Madrid; y no me arrepiento porque lo tomo como una terapia de desapego; ya que se que jamás seré capaz de olvidarlo pero definitivamente formara parte de mi vida por siempre como un amigo.
En estos dos años he tenido la dicha de vivir rodeado de amigos que me han acompañado, me han hecho reír, conocer y disfrutar mucho esta experiencia Europea de vida; pero aún así tengo que reconocer que yo siempre me he considerado una persona de pareja; hecho muchísimo de menos el estar acompañado de alguien a quien amas; de estar con esa persona correcta con la que hasta ir al supermercado es una fiesta, de no quitarte la sonrisa tonta de verle a los ojos, y de tener la ilusión de planear viajes juntos y experimentar nuevas formas de amarse.
Tristemente, tengo que aceptar aunque duela, que si para una persona normal es complicado encontrar pareja; para una persona como yo, con casa en dos continentes y más tendencia a viajar que las Mariposas Monarca, es algo complicado encontrar a alguien que entienda y acepte mis ausencias; o que decida volar conmigo; asi que tengo que aprender y disfrutar bailar solo, ir al cine by my own, y hacer tantas cosas que la sociedad nos ha enseñado que hay que hacer en pareja.
Por lo pronto, lo único que se me ocurre hacer, es erradicar de mi cualquier atisbo de tristeza, recapacitar y darme cuenta que la vida es demasiado maravillosa como para no disfrutar cada segundo, y que aunque probablemente no tenga pronto alguien con quien vivirla acompañado; estoy rodeado de familia, amigos y tantas cosas que me hacen sentirme feliz y sentirme pleno; así como infinidad de tiendas para deslizar la Visa Dorada nueva y experimentar orgasmos textiles a tutiplén.
Creo que la soledad es un estado mental, ya que realmente nunca estamos verdaderamente solos, siempre estamos con nosotros mismos.  Por lo pronto quiero sonreír, disfrutar de los amigos y salir de casa ahora mismo,  a volver a enamorarme de alguien quien se que nunca me dejará y me ha llenado de buenísimos momentos: Madrid.

No hay comentarios:

Publicar un comentario