martes, 26 de abril de 2011

Bringin Sexy Back!


El viernes pasado, y luego de una larga ausencia en Madrid, en una algo esquinada mesa del Restaurante Ginger, disfruté ampliamente la cena con lo que parecía una reunión fashion de la ONU: USA, Argentina Y México en una mesa tratando de resolver el mundo con unas botellas de lambrusco. Luego de un rápido update sobre nuestras vidas, trabajos, aviones y hasta el nuevo piso de uno de mis amigos, terminamos derivando la plática en un tema obligado para tres sodomitas reunidos: el sexo.
Lo interesante, es que esta ocasión luego de comentar algunas anécdotas sexuales relevantes y un poco vouyeristas, comernos con la mirada a un comensal de una mesa vecina (y odiar por cierto a la malparida de su novia por estar con semejante semental y no comérselo a besos ahí mismo) así como  confesar deseos de experimentación en rubros de “roles”; tocamos un tema que en lo particular y de manera injusta no le he dado tanto protagonismo en mi vida, los juguetes sexuales.
Y es que analizándolo fríamente, me parece insano que si puedo invertir más de 300 euros en un cinturón LOEWE de edición limitada o cientos de euros en una joya de Louis Vuitton, nunca me haya tomado la molestia de comprar en alguna Sex Shop un Cock Ring o hasta un básico dildo, y lo más “aguerrido” que haya comprado es un Anal Douche de Falcon en una tienda de Londres; que más que un juguete es una necesidad, porque a mi parecer eso de emprender la pasividad sin la tranquilidad de la higiene intima hasta lo más recóndito de mi ser, es de locos.
Con sorpresa descubrí que mis compañeros de cena, tenían bastante más experiencia que yo en el tema, y me sorprendieron con un manual de uso de un cock ring en condiciones, la diversidad de materiales de los cuales pueden estar hechos, y hasta customizaciones a los mismos para ser más leather.   Tanto fue mi interés del tema, que al día siguiente, y escoltado con una nueva adquisición a la plantilla de habituales en mis salidas nocturnas, El Doctor,  hicimos una excursión a una Sex Shop de Chueca  a conocer la amplia oferta de opciones para el juego del amor.  
Honestamente debo confesar que Un Gay Hecho en México estaba en pañales en el tema de accesorizar el sexo,  ya que entre muñecos infables, sexy underwer, buttplugs, dildos de todos los sabores, colores y hasta “bicéfalos” y outfits leathers, me di cuenta que tengo que empezar a ser más abierto con el tema, y empezar a abastecer mi arsenal amatorio con nuevas maneras de divertirme solo, o acompañado.
Y es que precisamente creo que ahí esta lo divertido de los juguetes sexuales, que no solo son en si una manera de exponenciar el placer a la hora de usarlos; sino que nos permiten en solitario o en pareja, explorar, experimentar y darnos la oportunidad de expandir nuestros propios límites; ya que al menos por mi parte, por años había considerado algo de sexual freak el querer meterse un dildo con la forma de la genitalia de Lukas Ridgestone, pero creo que con el paso de los años, cada vez estoy más abierto a querer no limitarme a mi mismo, siempre y cuando no me haga daño (así que por el momento el dildo de hule en forma de duende de jardín de Amelie tendrá que esperar).
Así que esta semana tengo la tarea de pasarme a elegir algún nuevo accesorio, que probablemente no pueda lucir en la calle como una pulsera de la nueva línea de Swarovski o unos nuevos Ferragamo, pero que sin duda complementará el traje de Adán que uso al amar.
Feliz y accesorizado Martes

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