jueves, 24 de febrero de 2011

Mira qué cosa más linda, más llena de gracia...



Durante estos días, y por temas de trabajo, he disfrutado una breve temporada en Brasil. La combinación de sol de verano, una raza que es una mezcla incomprensible y una economía pujante a morir, hacen que en estos días se haya refrescado la visión de mi trabajo y tenga nuevos proyectos a desarrollar en breve: personales y profesionales.
Aprovechando mi tiempo libre, y dejando a un lado las partes más técnicas de mi día a día, me autosacrifiqué yendo a un centro comercial. Debo de aclarar que tenía como  único objetivo  entender  las tendencias de compra y entrevistarme con algunas gerentes de tiendas de perfumería y cosmética, así como de dermofarmacias; juro  por Chanel que las compras realizadas fueron solo con tal de perderme en la multitud y pasar desapercibido.
Al recorrer el “shopping” no pude evitar sentirme atraído de igual forma por los escaparates como por esos sementales brasileiros que me cortaban a cada 15 segundos la respiración, ya que  parecen haber sido diseñados por la haute couture genética, mezclando solo los mejores rasgos de cada raza del cual son fruto.
Lo raro en mi recorrido, es que una fémina cautivó mi atención también a cada rato: Giselle Bundchen; y es que aunque ella físicamente no estaba en el centro comercial,  su imagen aparecía más que la de un priísta en campaña a la presidencia. Giselle este año es  imagen de una marca de sandalias (HAVAIWANAS) de una marca de ropa interior (HOPE) de una conocida marca de champús (PANTENE) y llegó un momento que tenía miedo de acercarme a un bote de basura y que Giselle con sus piernas imposibles saliera ahí también en alguna campaña de reciclaje de supermodelos.
El colmo llegó, cuando me entrevisté con la gerente de una farmacia, y Giselle también estaba ahí, como rostro de una nueva línea de cosmética natural en farmacia. Al preguntar por la línea, la gerente en cuestión me habló maravillas de los productos de la chica de Ipanema, que es super fresca, con activos de ensueño y todos los envases hechos con material reciclado.
 Fue ahí cuando ya no pude más y en mi portuñol tuve que reprender a la mencionada gerente, ya que es el colmo que ahora la rubia pecosa  por más Angel de Victoria que haya sido, pretenda ser parte de una Industria que ella misma calificó de envenenar las pieles de las personas; ya que hace unas semanas apenas, Giselle declaró que la Industria Farmacéutica y Cosmética nos ha “engañado” recomendándonos uso de filtros solares que son veneno; que es mejor tomar el sol solo un ratito en la mañana y listo.
La pobre gerenta de la farmacia creo que no entendió mucho mi molestia, ya que empezó a hablarme nuevamente de la maravilla de productos que la gran Giselle aportaba a la Industria Cosmética;  así que  opté por agarrar mis 6  bolsas de compras, despedirme y salir corriendo a mi hotel.  Donde después de un hendricks con pepino, me sentí un poco más tranquilo.
Y es que, mi querido lector, que no cabe duda, que cuando hay amor de por medio, nos cegamos. Ya que así como a esta farmacéutica brasileira le importa un bledo que su ídola hable mal de su trabajo y sea más incongruente que el nuevo sencillo de Lady Gaga, cuando nos enamoramos de veras, no entendemos razones.
Y es que todos en algún momento nos enamoramos de algún chico ( o alguna chica los más raros) que por más que todos nuestros conocidos tratan de disuadirnos de alejarnos de el, terminamos hostigándolo hasta que andamos con el.  Y es que,  nosotros  solo vemos lo guapo que es, lo bien que habla, lo maravilloso que se viste, lo masculino ó lo inteligente que es, aún cuando realmente sea una versión aún más chunga de Justin BIeber,  cara de pajarita incluida.
Lo triste es que mientras dure el amor, durará ese espejismo que nosotros mismos nos montamos sobre el ser amado, y veremos como envidiosos a los amigos que tratan de abrirnos los ojos ó creeremos que todos nos lo quieren robar por lo maravilloso que es;  Hasta que el  tiempo nos demuestra la cruel realidad, y empezamos a ver que nuestro Don Juan es muy soso, flirtea con todo lo que se se mueve, se maquilla aún más que la Duquesa de Alba o peor,  tiene el tema de conversación de Pam Anderson.
Aún así y con riesgo de sonar igual de incongruente que Giselle: que bonito es enamorarse.  Y es que aunque luego la desilusión sea grande,  esos días, semanas o meses que nos dura la emoción son increíbles, la ilusión de encontrarse con el las primeras veces,  las ansias de compartir la cama por primera vez,  los nervios de presentarle a nuestros amigos y que no se horrorice por lo sodomitas y hornies que son;  y todas esas primeras veces que hacen mágico un comienzo de una relación.
Debo de admitir que aún cuando me juré a mi mismo quedarme soltero para siempre, cada vez me apetece más volver a enamorarme.  Porque aunque recuerdo todavía con cariño, y bastante amor, a mi ex; me gustaría volver a tener alguien con quien compartir mi existencia.  La diferencia esta vez, es que conscientemente no quiero un “Giselle” que colapse mi universo y domine con su imagen todo mi panorama, dejándome solo como espectador;  quiero un chico  con defectos y virtudes, que  lejos de verlo como una deidad, lo vea como un verdadero compañero,  que camina JUNTO A MI, por esta gran pasarela que es la vida.

2 comentarios:

  1. Por qué la gente se emperra en hacerte ver la realidad, a pesar de que a veces es muy cruel. Por qué la gente no te deja con la ilusión, esa ignorancia ante la realidad que tan feliz te hace. Quién es cualquiera para decirte qué es verdad. La verdad no es lo que los demás ven, es lo que tú sientes...y nadie es quien de bajarte del pedestal donde eres feliz...

    Sólo los idiotas creen en la realidad del mundo, lo real es inmundo y hay que soportarlo.

    Jacques Lacan

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  2. ese fue un cubetazo de realidad para un san viernes ;)

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