viernes, 28 de octubre de 2011

I am Changing...


Dedicado a todos aquellos que deciden cambiar, evolucionar, crecer y ser mas congruentes consigo mismos cada día. Con cariño. André.
En estos últimos días he estado visitando Venezuela, más específicamente Margarita, una isla caribeña que me recordó más a Mérida, Yucatán que muchas ciudades del mismo México; tanto por la comida como por la gente, sumamente cálida, abierta al turismo y muy poco maleada; cosa rara de encontrar en una ciudad en pleno 2011.
Ya  a punto del regreso para México DF,  al subirme al avión, me llegó al móvil  un mensaje de una famosa red social llamada “LibroCara” en el cual  una antigua compañera de bachillerato, aprovechaba  aparte de para saludarme, preguntarme que en que estaba trabajando, ya que veía que viajaba muchísimo. Luego de contarle en dos frases de mi algo exótica profesión de formulador Cosmético, no pudo evitar comentar que aparte de todo; que que cambiazo había pasado, que ni quien pensara que a los 15 años me iba a ver como me veo a mis recién cumplidos 30.
Honestamente,  inicialmente el comentario me molestó un poco, y mi primera reacción fue la de querer contestarle por el mismo medio, que con ella aplicaba el mismo comentario pero a la inversa, que al parir a sus dos criaturas había perdido tonicidad en el cuerpo y hasta en la cara; o el clásico comentario de que las personas de valor son como los vinos, con el tiempo son mejores. Pero luego de respirar tres veces, fui al pequeño baño del avión, y al mirarme en el espejo caí en cuenta que susodicha fémina wannabe rubia, tenía toda la razón.
Y es que para la gente que me ha conocido en los últimos 12 años, les es prácticamente imposible reconocer mis fotos de adolescente, en la cual tenía los mismos 1.84 de altura que hoy en día, pero embelezados con múltiples “carnitas” pegadas al cuerpo,  usaba unos lentes nada favorecedores que dejaban mis ojos del tamaño de una garrapata, y mi sentido de la moda era sin duda propositivo, pero más similar al de Sarah Jessica Parker en la primera temporada de Sex in the City: Noventoso a rabiar y algo bizarro. Aparte tenía una fascinación por coleccionar gorras que utilizaba todo el tiempo, por lo que mi hoy estilizada castaña/cobriza cabellera no era de conocida  prácticamente ni por mis padres.
¿Qué qué me pasó? No, no recurrí a un cirujano. Solo cambié a lentes de contacto, me mudé lejos de  la hipercalórica comida yucateca/italiana de mi hogar materno, para caer en Monterrey, donde mi organismo decidió que era hora de aplicarse y volverse una versión mas liviana de si mismo; al poco tiempo vino mi amor por la cosmética y n-cantidad de  productos capilares aplicados en mi propia persona  revelaron al mundo mi cabello que ha cambiado cada temporada; y finalmente el sentido de la moda apareció como si siempre hubiera estado ahí, en definitiva por herencia genética de mi abuela materna, diosa del diseño y esteta de corazón. El resto, es historia; soy ahora un hombre nada feo; conocido en varios continentes por un estilo fashion que aunque parece natural, me cuesta una fortuna mantener; y finalmente una mirada que a ojos de muchos refleja que he vivido mucho y plenamente, y un cuerpo muy normal, eso si, con mi maravilloso trasero Kardashian trademark incluido.
Es por eso que para esta niña, “he cambiado mucho”; y  pensándolo objetivamente realmente creo que no soy el único. En varias ocasiones he oído anécdotas y visto fotos de otros sodomitas, que como yo, tuvieron un pasado oscuro en cuanto a imagen, y hoy en día son prácticamente hombres GQ, muchísimos de ellos con cuerpazo de modelo hiper-hormonado incluido, gustos excelsos por la moda y el 99.99% de ellos más que exitosos en la vida laboral. Esto me hace pensar que inconsciente o conscientemente, los hombres gays no tenemos una adolescencia fácil, y muy posiblemente somaticemos la inseguridad/duda de nuestra sexualidad en cuerpos no tan agraciados. Lo que si, es que una vez definido el camino y la aceptación, evolucionamos de un patito feo a no a un cisne, sino a un pavorreal con la cola tan coloreada como el arcoíris.
Lo que creo importante, es que independientemente que sea bonito, ahora lo veo así, que te digan que te vez mejor ahora que 15 años atrás, no debemos de perder el foco que lo realmente importante, es que no solo somos una imagen, sino que también somos un contenido. Y que en definitiva, así como muchos sodomitas destinamos gran parte de nuestro tiempo libre al gimnasio, a hacer shopping y a mejorar nuestra infraestructura corporal; lo ideal es que esta imagen sea congruente con lo que somos por dentro;  que no vayamos por la vida con actitud de divos, sino que tratemos de aportar a los que nos rodean bienestar y lo que llamamos en México: buena vibra.
Es por eso que en vez de contestarle una mentada de madre a mi excompañera de bachillerato, le contesté un polite: Muchas gracias. Pensando que realmente tengo muchas cosas por las que dar gracias en esta vida, ya que está siendo increíblemente cada vez mas plena.

Feliz Fin de Semana y nos leemos pronto.