miércoles, 21 de diciembre de 2011

For all we know, we might not have 2morrow


Mucho se habla en el mundo del Club de los 10.000 pies o los maravillosos ligues y momentos de placer que solo un baño de 50cmX50cm puede cobijar. Lo cierto del caso es que yo, con cientos de vuelos acumulados en mi haber y pasando más tiempo en una cabina premier que en varios medios de trasporte, no me he unido a susodicho grupo del amor al aire; y en la mayoría de mis vuelos acabo en situaciones sui generis, como siendo el asistente del presidente ciego del comité paraolímpico de algún país sudamericano, terapeuta para divorciadas o hasta niñero de infantes hiperactivos.
Hoy, en una ruta a mi personalidad cosmopolita muy romántica: NYC;  no pude dejar de lanzar una mirada de George Clooney en GQ al abordar y toparme frente a frente con el azafato más lindo que he visto en mi vida, juro por Dior que el uniforme de Aeroméxico le quedaba como cortado sobre el cuerpo  por el mismo Tom Ford. El encanto de mi mirada seductora se perdió un segundo después, cuando Bridget Jones sustituyó a George Clooney y me tropecé para solo salvar la caída por un asiento del avión, y reirme hacia mis interiores con un sonido muy nasal tipo Sandra Bullock en Miss Congeniality.
Debo confesarte que aún cuando todo el mundo considera que por la sarta de tonterías que escribo tengo mucho éxito en los ligues hablados, pero lo cierto es que toda la chispa y frescura que me caracteriza al escribir o al socializar con las que denominamos en la jerga sodomita, “las comadres”, se  esfuma cuando es frente a un galán en condiciones, e igualan mi personalidad a la de un autista con demasiado buen gusto para vestir.
 Fue así como en mis múltiples excursiones al baño del avión para vaciar a mi vejiga del infierno que solo 5 copas de Champagne, 3 coca colas light y 2 baileys  le pueden causar; y bajo el pretexto de entablar una conversación decente con el azafato de los sueños; le pregunté tontamente cual era la ciudad que sobrevolábamos al momento. Analizandolo en retrospectiva, a menos de que el chico tuviera instalado en el culo un GPS de Tom Tom que no interfiriera con el radio del avión, era imposible que supiera nuestra localización exacta; aún así el chico de ojos azules valoró mi arrojo y ante latas de coca cola light y una botella e agua que vaciamos como si fuera el Moet Rosé más delicioso del mundo, nos contamos a grandes rasgos nuestras vidas, nuestras historias; y con sorpresa me topo que como todo hombre gay con poder adquisitivo decente vive en la Condesa en el DF, por lo que es  vecino; estudia Psicología y tiene la misma perdición por la comida yucateca que un servidor.
Por primera vez en mi vida no quería que un vuelo terminara,  pero nuestra plática se vio interrumpida gracias a otra azafata, del juego cromosomático opuesto y un tinte pelirrojo bastante mal puesto, que nos empezó a contar los detalles de su vendimia de duty free. Rompiendo el ambiente de intimidad que habíamos construido en el area de servicio de azafatos.
Es así como probablemente ni siquiera nos tocamos un dedo, pero al menos puedo decir que ya tuve una experiencia “del tercer tipo” en un avión,  pero lo más importante, me doy cuenta que con el paso de los meses cada vez me siento más comodo entablando conversaciones con hombres que antes hubiera considerado inalcanzables por su físico, no se si porque me siento más seguro, porque como diría Pitbull no sabremos si tenemos el mañana,  o porque cada vez me convenzo que en esta vida, tenemos muy poco que perder, y demasiado que ganar.
Ahora, escribiendo este post a bordo del avión, y a unos minutos de iniciar el aterrizaje, no puedo esperar a tener una salida triunfal del avión, en la que coquetamente le dejaré a XL (¿a que sus iniciales son prometedoras?) una  tarjeta de presentación comercial con mi correo y mi móvil personal, con mirada seductora a la Clooney incluida, para luego seguramente meter la pata aplastando algo o besando el suelo de NYC más pronto de lo pensado.
Creo que después de esta experiencia, tengo más ganas de platicar con gente que no conozco, no se si solo para divertirme o para seguir teniendo cosas que contarte en este blog,  pero a final de cuentas,  para seguir conociendo gays hechos en México o en otras geografías, que seguramente tienen algo interesante que contarnos.
Felices pláticas en el aire, felices besos al aire pero sobre todo, felices aterrizajes en el país del romance.
Besos Volados.
André.

1 comentario:

  1. Hay que bueno que ya volviste a escribir! Tenias muy abandonado eñ blog! Saludos! RCP

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